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Instrumento ideal para el primer acercamiento a la astronomía, los prismáticos permiten rozar con los dedos la serena majestuosidad del cielo.
A veces sucede que quien se acerca por primera vez a un telescopio, sobre todo si se trata de un telescopio profesional, y descubre a través del ocular una miríada de puntitos brillantes, sufre en el primer momento una decepción. ¿Y todo esto -se pregunta- para ver estrellas puntiformes que también veo a simple vista? Naturalmente, es una reacción poco reflexiva y de injustificado desprecio hacia el telescopio. Sin embargo, nunca ha sucedido que una persona se sienta decepcionada después de mirar el cielo a través de unos prismáticos.
Las mayores ventajas de este instrumento son la comodidad de visión y la aparente sensación de profundidad, de tridimensionalidad, favorecida por la intervención de los dos ojos al mismo tiempo.
Otra ventaja es la facilidad de uso, que no obliga al neófito a vérselas con círculos graduados para ajustar la dirección ni con problemas de seguimiento, como en el caso del telescopio. El amplio campo que abarcan los prismáticos y la visión directa facilitan la toma de contacto con estrellas y constelaciones. Si a todo esto añadimos la ventaja del precio, estos aparatos constituyen el instrumento ideal para un primer acercamiento a la astronomía.
PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS
Por norma, sobre uno de los lados de los prismáticos, junto a uno de los oculares, aparecen dos números: por ejemplo, 8×30 o 10×50. El primer número indica los aumentos y el segundo el diámetro del objetivo expresado en milímetros. La relación entre los dos (por ejemplo, 50/10=5) permite calcular el diámetro en milímetros de la pupila de salida, es decir, el diámetro del haz luminoso que emerje del ocular.
En la elección de unos prismáticos para uso astronómico, es muy aconsejable que la pupila de salida mida más o menos lo mismo que la pupila humana, que para la visión nocturna se dilata hasta unos 6 o 7 mm. Por lo tanto, unos prismáticos 8×30 no son los ideales; conviene más elegir un instrumento 7×50, también por el mayor diámetro del objetivo, capaz de recoger más luz. Mejores todavía son unos binoculares 10×50 que tienen más aumentos y oscurecen la visión del fondo del cielo, aun cuando para algunos este instrumento está en el límite inferior de las pupilas de salida consideradas aceptables.