Hacer una buena foto no es simplemente apuntar y disparar.
Aunque a veces baste con esto para obtener una foto increíble, no
es lo habitual. Lo suyo es pararse a pensar en lo que queremos que
salga y cómo queremos que salga; es decir: el encuadre. Habréis
visto en la tele a directores de cine encuadrando cualquier cosa con
los dedos; formando un rectángulo con ellos. Es una buena forma
de aprender a ver la foto.
El encuadre también debe servir para sugerir el mensaje de la
foto; porque además de un motivación estética puede (y debería)
haber una comunicación con el espectador, o lo que es lo mismo,
un intercambio de información.
Una vez que tenemos claro qué es lo queremos incluir en nuestra
foto, existe un truco para centrar la atención del espectador en el
motivo principal de la misma: la regla de los tercios. También
denominada regla áurea o de la divina proporción, fue utilizada por
pintores en la antigüedad.
La regla de los tercios se basa en dividir el encuadre en tres
partes, tanto vertical como horizontalmente. Estas líneas sirven para
alejar el motivo principal del centro de la imagen, ya que no es ahí
donde primero se “posa” nuestra atención. Estas líneas pueden
servir, por ejemplo, para situar la línea del horizonte; según
queramos que el espectador se fije más en la zona terrestre o en la
aérea. Dentro de ese encuadre, los puntos en que se cruzan las
líneas horizontales y verticales son poderosos centros de fijación de
nuestra vista, de forma que es ahí donde deberíamos situar el
motivo principal de nuestra imagen; por ejemplo la cabeza de un
niño con la vista dirigida a la parte del encuadre donde quede más
espacio. En el ejemplo de las flores podéis apreciar como, tanto la
grande como la pequeña, están situadas en ese cruce de líneas.
Lógicamente ayuda a fijarnos en el motivo principal el hecho de que
el fondo se encuentre desenfocado; cosa que se consigue con una
abertura de diafragma lo más amplia posible, para que la
profundidad de campo sea mínima. Estos y otros conceptos básicos
de fotografía podéis ampliarlos con nuestros libros especializados o
asistiendo a nuestras clases particulares; solo disponibles en ciertas
épocas del año y siempre para una sola persona.