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Callejero de Atienza, Castillo de Atienza, Cristo de los Cuatro Clavos, Iglesia de la Trinidad en Atienza, Museo de la Trinidad en Atienza, Turismo en Atienza
Centrándonos en su castillo podemos apreciar las murallas, que
conservan solo una mínima parte de su altura original, y la torre del homenaje en la esquina sur. Es de planta cuadrada, con puerta en
la planta baja, salas interiores y una escalera en el muro que
asciende a las zonas superiores y a la terraza. Como elemento
defensivo destaca el garitón volado que sobresale en la esquina
meridional de la torre. Aunque el recinto da la impresión de haber
sido vaciado, el conjunto no ha perdido un ápice de su impacto
monumental. El material predominante en su construcción es la
piedra y la técnica empleada el sillarejo unido con argamasa.
Atienza posee un patrimonio arquitectónico impresionante:
además del castillo está la muralla, la Iglesia de la Trinidad (S. XII),
la Iglesia de San Gil (S. XII) con su Museo de Arte Religioso, la de
San Bartolomé (S. XIII) con su Museo Paleontológico, la de Santa
María del Rey (S. XII), la Iglesia de San Juan del Mercado (S. XVI),
o la Plaza del Trigo, que es una de las más hermosas de Castilla,
tan cerca del popular Arco Arrebatacapas. Mencionar también la
Posada del Cordón, antiguo caserón del siglo XV, que alberga el
Centro de la Cultura Tradicional de la Provincia de Guadalajara, con
más de 600 piezas de gran valor etnográfico.
Hicimos visita guiada en la Iglesia de la Trinidad, con recuerdos
de la Cofradía de la Caballada y un magnífico museo de arte sacro.
Entre sus piezas destaca el Cristo del Perdón de Salvador Carmona.
El guía, cura párroco de 86 años, nos comentó -para que nos
hiciéramos una idea de su valor- que cuando fue cedido para la
Exposición de Las Edades del Hombre la aseguradora cobró un
millón de euros en concepto de prima para póliza de transporte. Es
de un realismo espectacular. También nos mostró el Cristo de los
Cuatro Clavos, pieza románica así llamada porque no tiene los pies
cruzados, una enorme pila bautismal románica, un curioso retablo
con un sagrario circular y una capilla lateral con profusión de
adornos en pan de oro. Estas dos últimas fueron regalos de reyes.
Este octogenario párroco, infatigable, nos contó un buen número de
anécdotas relativas a su iglesia preferida. A pesar de su avanzada
edad todavía oficia misa en las iglesias del lugar; de hecho, antes
de despedirse nos dijo “mi pueblo me espera”.
Resumiendo, estamos ante un armónico conjunto urbano en el
que plazas y calles, con muchas casas blasonadas, se articulan y
entrelazan con serena belleza, constituyendo uno de los más
hermosos y evocadores complejos arquitectónicos que pueden
contemplarse aún en Castilla. Es el mudo pero elocuente recuerdo
de un pasado que permanece inmóvil en Atienza. Para volver.