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Foto Figaredo

~ Tienda de Fotografía en Gijón

Foto Figaredo

Publicaciones de la categoría: De fotos por…

De fotos por… la Universidad Laboral de Gijón

14 viernes May 2021

Posted by mariofigaredo in De fotos por...

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fotos de la Universidad Laboral de Gijón, LABoral Centro de Arte y Creación Industrial, Laboral Ciudad de la Cultura, Turismo Asturias, turismo Gijón, Universidad Laboral de Gijón

El 6 de Octubre de 1945 se constituye la fundación benéfico-docente “José Antonio
Girón”. Su objetivo era “la formación cultural, moral, patriótica y profesional de
niños huérfanos cuyos padres hayan sido víctimas de accidentes de trabajo en la
minería”. El 4 de Abril de 1946 se declara por decreto la urgente construcción de un
orfanato minero en Gijón. El edificio debería acoger a mil alumnos internos más un
número variable de alumnos externos. La Universidad Laboral de Gijón cobra forma.
Las obras comienzan el 1 de Abril de 1948, bajo la dirección del arquitecto y profesor
Luis Moya Blanco, con un grupo de arquitectos. En 1955 comienzan las clases.

Vista panorámica de la Laboral en el siglo XX

Universidad Laboral de Gijón como ciudad modelo amuralladadecumanus maximus entre la entrada y la torre.

El edificio de la Universidad Laboral de Gijón es concebido como un monumento
al trabajo, lógicamente basado en la ideología imperante en aquella época y en la
condición ecléctica e integradora del historicismo de Moya. Así pues, la idea de
trabajo no va a ser considerada como una mera actividad de subsistencia sino como
un valor supremo, ideado como piedra angular de aquella sociedad, que se organiza
en corporaciones profesionales; por tanto, la Universidad Laboral es concebida como
un modelo de ciudad tradicional, intemporal y autónoma, inspirada en el clasicismo
greco-romano. En este sentido se aprecian detalles como la orientación este-oeste del
eje del torreón de la entrada con la torre, la zona noble con su plaza central, torre,
iglesia, teatro… recogido todo ello en un recinto cerrado con aires de fortaleza. Fuera
quedan los talleres, en un nivel más bajo, pero comunicados con la zona principal
mediante una rampa que termina en una gran logia, a modo de “arco de triunfo”, que
simboliza el camino hacia el éxito y la aceptación social mediante el trabajo.

rampa y logia entre tallleres y zona noble. Universidad Laboral de Gijóngran puerta de entrada a zona noble desde talleres. Universidad Laboral de Gijón

Los talleres tienen una doble función: por un lado formación profesional industrial,
y por otro la fabricación de productos industriales para, junto con granjas y campos
de cultivo, tener una auto-suficiencia financiera (al menos parcial).

Vista parcial de los talleres de la Laboral en Gijón

La construcción de los talleres tiene en cuenta el aprovechamiento de la luz natural,
ya que las cubiertas en dientes de sierra, al tener orientación norte, proporcionan una
iluminación uniforme, sin ningún tipo de contrastes de luces y sombras que pudieran
provocar accidentes laborales. Además hay que considerar el ahorro energético que
supone esta fuente de iluminación gratuita. El nivel de iluminación conseguido en los
talleres es de excelente calidad, lo que permite llegar a realizar, incluso, trabajos de
precisión utilizando solamente luz natural. La sostenibilidad no es cosa de ahora.

típìco taller para FP en Universidad Laboral de Gijón

Al entrar en una de las naves encontramos un puesto de trabajo donde un alumno
que estuviese trabajando en una de las maquinas tendría la sensación de estar en un
local abierto al exterior, evitando cualquier sensación de claustrofobia, puesto que a
la altura de la vista hay una serie de ventanales corridos desde los que se ven patios
verdes con agradables jardines. Si nuestro alumno mira al techo verá buena parte del
cielo sin ser deslumbrado por el sol.

soportales separando los talleres del exterior. Universidad Laboral de Gijón

Un buen número de ciudades han estado amuralladas gran parte de su historia, y si
nos fijamos en el exterior de la Universidad Laboral también vemos ese concepto de
ciudad tradicional en los muros perimetrales de las fachadas, con entrantes y salientes
que se asemejan a murallas con bastiones. Dichas fachadas parecen impedir el acceso
a cualquier intruso. Existe una clara intención de remarcar la diferencia de dos
mundos; así hay un espacio interior que pretende ser culto y organizado, con
epicentro en su plaza mayor, en clara oposición a ese otro mundo exterior carente de
esos valores.

Plaza Mayor y epicentro de esa ciudad ideal. Universidad Laboral de GijónIglesia, con su torre al fondo, en Universidad Laboral de Gijón

En el centro de este modelo de ciudad aparece la iglesia como elemento principal,
custodiada por esa enorme torre a modo de campanario. Este elemento es tradicional
en las ciudades occidentales. Las clases privilegiadas construyen sus palacios en el
centro de estas ciudades, con la pretensión de remarcar su poder. Así en nuestra plaza
central se disponen las fachadas de los “palacios” más importantes, como el salón de
actos, el patronato, y el pabellón de dirección. Todos ellos con importantes funciones
de representación oficial. También la torre señala el punto más alto del perfil de la
ciudad y pretende servir de luz y guía para ese “peregrino perdido” que busque esa
ciudad mítica donde impere el orden y la cultura.

Torreón de entrada a la zona noble de la Universidad Laboral de GijónTorre de la Universidad Laboral en Gijón

Observando la puerta principal de acceso al conjunto, aparece el gran torreón de
entrada, similar al utilizado por las ciudades amuralladas, que ya aparece en la
antigua Roma y fue muy utilizado en la Edad Media. Extramuros de las ciudades
viven las clases humildes, entre los que se encuentran gran parte de los artesanos. A
nuestra ciudad tradicional tampoco le faltan esos “suburbios”, reflejados en los
talleres industriales, que de alguna manera nos están transmitiendo una jerarquía o
estatus. Contribuye a esta sensación la colocación de los talleres en el terreno, ya que
éste desciende de una manera natural, realzando esa sensación de sumisión jerárquica
al poderoso centro de la ciudad. De una manera simbólica, podemos decir que el hijo
de un trabajador, que con su tesón y esfuerzo, logra superar el duro y estricto periodo
de aprendizaje y formación en estos talleres, puede llegar a lo más alto de la sociedad
y ser admitido como miembro de pleno derecho en la clase dirigente, representada en
los palacios de la ciudad.

Universidad Laboral de Gijón; nexo entre talleres y ciudadelaescalera que sube de los talleres a logia que comunica con la zona noble. Obsérvese el efecto claraboya que simboliza el éxito. Universidad Laboral de GijónEl concepto de ciudad tradicional planteado por Luis Moya, intenta reflejar unos
pretendidos valores sobre una ciudad intemporal, cerrada, autónoma, jerarquizada, en
perfecto orden y faro de referencia cultural. Parece estar buscando un incierto paraíso
perdido, lleno de grandes valores.

Palacios en la zona noble, representando grandes valores. Universidad Laboral de GijónPalacio en zona noble de Universidad Laboral de GijónIglesia de la Universidad Laboral, Gijón detalle de fachada de la iglesia de la Universidad Laboral en Gijón Virgen de Covadonga, o Santina, sobre la puerta de la Iglesia de la Universidad Laboral en Gijón.

La Universidad Laboral de Gijón tiene un valor turístico innegable, que no se ha
querido aprovechar hasta hace poco. En los últimos 20 años del siglo XX ha estado
abandonada a su suerte; era el “patito feo” de la ciudad y su existencia era hurtada de
las guías turísticas. Las instituciones locales y regionales, mayoritariamente de signo
izquierdista, la ninguneaban por su pasado y simbología franquista. Nunca quisieron
poner en valor esta joya arquitectónica. Pongamos varios ejemplos: la torre, inspirada
en la Giralda de Sevilla, es el edificio más alto de Asturias y el de piedra más alto de
España. Tiene un ascensor para llegar al mirador que estuvo estropeado varios años.
La iglesia, hoy desacralizada, fue una obra maestra de Luis Moya, que era experto en
bóvedas tabicadas. No tiene columnas sino nervaduras de ladrillo, y es una de las
iglesias de planta elíptica más grandes del mundo. El teatro, de estilo helenístico,
poseía una acústica singular, echada a perder en su rehabilitación, además de butacas
reclinables de piel. Un antiguo escudo de España lo corona. Estuvo a punto de ser
desmantelado como casi todo el resto de simbología de época franquista. En su día
hubo mucha polémica por este tema, aunque se optó por conservarlo para la historia.

Teatro de la Universidad Laboral de Gijón antiguo escudo de España durante el régimen de FrancoLa Universidad Laboral, en extensión, es el edificio más grande de España; cuatro
veces más que el Monasterio de El Escorial. También es Bien de Interés Cultural y,
desde 2020, candidata a Patrimonio de la Humanidad. A día de hoy, la Universidad
Laboral de Gijón continua su función docente, cultural y deportiva.

Mi agradecimiento a Angel Martín R., A. Cuartas Suárez, F. Suárez Dominguez, J.J.
del Coz Díaz y A. Lozano Martinez-Luengas por su permiso para sacar contenidos de
su libro “Los talleres de la Universidad Laboral de Gijón”.

De fotos por… Gijón

27 sábado Mar 2021

Posted by mariofigaredo in De fotos por...

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fotos de Gijón, Gijón, monumentos de Gijón, qué hacer en Gijón, turismo Gijón, visitas culturales en Gión

Resulta complicado escribir sobre la ciudad en la que uno vive. Es tan subjetivo
como opinar sobre tus padres o tus hijos. Desde la atalaya que me proporciona el
mostrador de mi tienda, escuchando las opiniones de los turistas y viajeros que nos
visitan, además de las inevitables comparaciones con otras ciudades que he visitado,
intentaré ser objetivo aunque no sea fácil; y es que Gijón enamora.

Atardecer en Gijón. Foto Figaredo, GijónZona de Fomento al atardecer. Foto Figaredo, GijónCasa Paquet. Foto Figaredo, GijónPalacio de Revillagigedo. Foto Figaredo, Gijón Calle Covadonga. Foto Figaredo, GijónIglesia de San Lorenzo. Foto Figaredo, Gijón
Lo primero que te comenta una persona que acaba de llegar es la hospitalidad y
simpatía de sus habitantes. Desde una desconocida a la que preguntan por una calle
hasta el camarero del bar donde paran a tomar algo. ¿Es la ciudad la que moldea el
carácter de sus habitantes o son estos los que moldean a la ciudad? Dificil pregunta;
parecida a la de si fue primero el huevo o la gallina. Tal vez sea el influjo de la sidra
que se comparte o del mar que nos hermana.

Cuesta del Cholo en Cimadevilla. Foto Figaredo, GijónBarcos pesqueros de bajura. Foto Figaredo, Gijón

La segunda alabanza del turista es, siempre, la gastronomía: lo bien que se come
por estos lares. La calidad de nuestras viandas, las abundantes raciones y el precio
comedido son objeto de elogio y admiración. Por no hablar de los pinchos con los
que te agasaja el más humilde hostelero. Pequeños bocados de nuestra tierra incluidos
en el precio de la consumición. ¿Qué más se puede pedir?

Bares de Cimadevilla. Foto Figaredo, Gijón

Otro aspecto que destaca el visitante es la belleza del paisaje gijonés, con una
magnífica relación calidad-precio en sus alojamientos. Gijón tiene, además, un
tamaño ideal para el paseo. Ni muy pequeño ni demasiado grande. El mar es su punto
fuerte; lo sabían los antiguos cilúrnigos que habitaban la Campa Torres, hoy balcón
privilegiado para observar el gran puerto de El Musel. De oeste a este prosigue la
linea de la costa con la playa del Arbeyal, la de Poniente, el Puerto Deportivo, el
cerro de Santa Catalina en el viejo barrio de Cimadevilla, con la icónica escultura del
Elogio del Horizonte de Eduardo Chillida, continuando con la entrañable playa de
San Lorenzo y su paseo marítimo que se extiende, pasando por la recoleta playa de
Peñarrubia, hasta el alto de La Providencia; desde donde podemos disfrutar de una
panorámica de la ciudad, asomándonos a su mirador en forma de barco.

Puerto de El Musel y Campa Torres, vista parcial. Foto Figaredo, GijónPunta Lequerica. Foto Figaredo, Gijón Puerto Deportivo, vista parcial. Foto Figaredo, Gijón Puerto Deportivo. Foto Figaredo, Gijón Elogio del Horizonte. Foto Figaredo, Gijón Elogiio del Horizonte. Foto Figaredo, GijónPlaya de San Lorenzo, zona este. Foto Figaredo, GijónPlaya de San Lorenzo zona oeste. Foto Figaredo, GijónEn cuanto a equipamientos culturales Gijón no tiene nada que envidiar a los de una
gran ciudad. Tenemos el Museo del Ferrocarril, con interesantes vagones e históricas
locomotoras de vapor. No hay que olvidar la preponderancia que este medio de
transporte tenía en nuestra ciudad, con líneas de Renfe y Feve que contaban con la
céntrica estación del Humedal, ya demolida; ahora solo queda una “provisional”,
alejada del centro y en medio de la salida a la autopista, además de un túnel sin
metro. La miopía de sucesivas corporaciones locales ha lastrado el desarrollo del
ferrocarril, con interminables estudios, proyectos, reuniones y discusiones estériles.

Antigua estación de El Humedal. Foto Figaredo, Gijón

Continuando con los museos, podemos visitar los de famosos pintores, como el de
Evaristo Valle en Somió, Nicanor Piñole en Puerta la Villa, o Juan Barjola en la calle
Trinidad. También merece una visita la Casa Natal de Jovellanos, gran prócer local.
Tampoco podemos perdernos las Termas Romanas de Campo Valdés junto a la iglesia
de San Pedro, o el Acuario de Gijón, con 4000 especies marinas, al lado de la playa
de Poniente. No pueden faltar el Pueblo de Asturias, en el recinto de la FIDMA, y el
Jardín Botánico en Cabueñes. Por no hablar de la red de Centros Municipales, con
exposiciones, cine, teatro y conciertos, entre otras actividades.

Teatro Jovellanos. Foto Figaredo, Gijón Estatua de Jovellanos. Foto Figaredo, Gijón Museo Nicanor Piñole. Foto Figaredo, Gijón

Aunque, sin duda, el monumento más grande que tiene Gijón es su magnífica
Universidad Laboral, soberbia creación de Luis Moya, dotada de equipamientos
académicos, deportivos y culturales. Se trata del edificio más grande de toda España,
cuatro veces más que el monasterio de El Escorial, al que dedicaremos un capítulo en
exclusiva.

Universidad Laboral de Gijón. Vista parcial. Foto Figaredo, Gijón
Perderse por Gijón, por sus calles y plazas, por sus parques y jardines, es todo un
placer que a nadie defrauda. Su clima suele ser templado, sin los rigores de otras
latitudes. ¡Toda una experiencia que no os podéis perder!

Plazuela de San Miguel. Foto Figaredo, Gijón Parque en Puerta La Villa. Foto Figaredo, Gijón Mercado del Sur. Foto Figaredo, GijónEstatua de Pelayo. Foto Figaredo, Gijón Detalle en estatua de Pelayo. Foto Figaredo, GijónPlataneras en paseo marítimo de Gijón. Foto Figaredo, Gijón

De fotos por… Pueblos Negros

29 viernes May 2020

Posted by mariofigaredo in De fotos por...

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Majaelrayo, Pueblos de la Alcarria, Pueblos Negros, Viaje a la Alcarria

Pueblos Negros. Foto Figaredo, Gijón

Estamos en La Alcarria, viajando hacia los Pueblos Negros; el
secreto mejor guardado de la provincia de Guadalajara. Por el
camino, una vez abandonada la fría autopista, entramos en una
zona de carreteras comarcales, campos repletos de colza en flor,
bosques sin casas… la naturaleza en todo su esplendor.
El autocar, fletado por CN Travel, lleva una guía que nos explica
los pormenores del paisaje que atravesamos: la Sierra Norte de
Guadalajara y el singular Hayedo de Tejera Negra. Aquí, entre el
Barranco de Río Dulce y el pantano del Vado, Félix Rodríguez de la
Fuente rodó, a mediados de los 70, más de 80 capítulos de la
popular serie “El Hombre y la Tierra”. Animales como el zorro, el
lobo, o el águila real fueron los protagonistas en horario de máxima
audiencia; en una época en que prácticamente no existía ninguna
sensibilidad social por los animales ni la ecología.
Tras un largo trecho viendo arbolado, ejemplares de cérvidos y
águilas, llegamos al pueblo de Tamajón; localidad que, aunque no
entra dentro de los Pueblos Negros, inicia la ruta hacia los mismos.
Tamajón no tiene nada de particular salvo, a las afueras, la iglesia
de la Asunción. Templo románico del siglo XIII, aunque reformado
en el siglo XVI con estilo renacentista.

Iglesia de la Asunción. Foto Figaredo, Gijón
A un kilómetro del pueblo encontramos la Ciudad Encantada de
Tamajón, que consiste en curiosas formaciones rocosas, de piedra
caliza, muy similares a las de su homónima de Cuenca. Miles de
años fueron necesarios para que el agua y el viento creasen este
conjunto de cuevas, arcos y columnas, entre viejas sabinas.
Continuamos, por una estrecha y sinuosa carretera, hacia el
pueblo de Majaelrayo, el primero de la ruta de los Pueblos Negros;
también llamados de arquitectura negra. La razón del apelativo es
sencilla y nada misteriosa: las casas, tejados, muros, pozos, calles
y plazas están hechos de pizarra, la piedra más habitual en la zona,
ya sea en bloques o lajas.

Pueblos Negros. Foto Figaredo, Gijón Pueblos Negros. Foto Figaredo, Gijón  Nos detenemos en Majaelrayo para explorarlo y hacer fotos. La
hora no es buena para la cámara, pues el sol está alto y la luz no es
la adecuada. Así y todo, esquivando el sol, se puede hacer alguna
que otra foto. Con algo de edición posterior quedarán presentables.
Continuamos hacia el pueblo de Campillo de Ranas. Muy parecido
y a pocos kilómetros del anterior. Allí entramos a refrescarnos en
uno de los encantadores bares de la zona. La gente es acogedora.
Se nota que, aunque habitados todo el año, son lugares preparados
para el turismo rural. Todas las casas restauradas siguen la tradición
en su reconstrucción, con lo que forman un conjunto homogéneo.
Tonos negros, grises, y sobre todo, ocres. Cambiando de carretera la ruta continúa con el precioso pueblo de Valverde de los Arroyos, y los más pequeños, que son El Espinar, Campillejo, Robleluengo y Roblelacasa. Todos ellos forman parte de la España rural. Olvidada. Sitios apartados, con carreteras donde ni se cruzan dos autobuses, pero bellos y auténticos. Para volver.

Pueblos Negros. Foto Figaredo, Gijón

De fotos por… Brihuega

15 viernes May 2020

Posted by mariofigaredo in De fotos por...

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Brihuega, Jardines Románticos de la Real Fábrica de Paños, Pueblos de España, Pueblos de la Alcarria, Virgen de la Peña

Brihuega, localidad de unos 2400 habitantes, está recogida entre
unas lomas y la llanura alcarreña, donde se cultiva la lavanda. Es
lugar lleno de encanto y bullicio, con numerosos atractivos para su
reducido tamaño.

Vista general. Foto Figaredo, GijónAlrededores de Brihuega. Foto Figaredo, GijónEmpezamos visitando un parque a las afueras: los Jardines
Románticos de la Real Fábrica de Paños; con cuidados parterres,
senderos, bancos, fuentes y árboles de toda laya. La entrada está
junto a la antigua Fábrica de Paños, que están restaurando para
uso turístico. Al otro extremo, una barandilla delimita el final de los
jardines, desde la que se divisa, abajo, toda Brihuega y las
montañas que la circundan. Tenemos tiempo libre para pasear y
hacer fotos. El sol brilla y la brisa acaricia el rostro. Una mañana
preciosa de primavera.

Jardines Románticos Real Fábrica de Paños. Foto Figaredo, GijónJardines Románticos de la Real Fábrica de Paños. Foto Figaredo, GijónPanorámica parcial de Brihuega. Foto Figaredo, GijónVista desde los Jardines Románticos. Foto Figaredo, Gijón

Bajando desde el parque, entramos en el pueblo por una de las
puertas de su magnífica muralla. Las calles, de traza medieval,
rebosan vida. Sus habitantes son simpáticos y accesibles; se
desviven por darte indicaciones. Buena gente.

Puerta muralla de Brihuega. Foto Figaredo, GijónInterior puerta muralla medieval. Foto Figaredo, Gijón
Nos encaminamos a la iglesia de Santa María de la Peña, donde
un señor nos explica sus particularidades. En un extremo, tras
franquear una puerta, desciende una larga escalera exterior, con
tramos de piedra y metal. Termina en una cueva donde se ve una
estatuilla de la Virgen de la Cueva que, según cuentan, allí se
apareció. Cuelga la hiedra en las paredes rocosas y hay varios
apartaderos con preciosas vistas de la llanura que abajo se divisa.

Iglesia de Santa María de la Peña. Foto Figaredo, Gijón Virgen de la Cueva. Foto Figaredo, GijónCuevas bajo la Iglesia de Santa María de la Peña. Foto Figaredo, Gijón Junto a la iglesia hay un castillo, el de la Piedra Bermeja, con un
detalle muy particular: su interior alberga el cementerio. Todo el
patio de armas está alfombrado de tumbas y cruces. La gente
pasea entre ellas. Desde las torres se divisa una gran panorámica
de los alrededores.

Castillo de la Piedra Bermeja, vista parcial. Foto Figaredo, GijónCementerio dentro del Castillo. Foto Figaredo, Gijón

A continuación, nos dirigimos a las cuevas árabes. Tienen arcos
visigodos y tinajas donde guardaban aceite. No entramos a fondo
por una reciente inundación que había dejado el suelo embarrado.
Paseando por el pueblo vemos una zona de mercado, con puestos
donde venden productos locales en animado regateo. Las calles
están adoquinadas y flanqueadas con hileras de viejas farolas. A lo
lejos divisamos la parte interior de una de las puertas de la muralla.
Señala el final de la zona intramuros del pueblo. Encima de la
puerta hay una hornacina con una imagen religiosa; típica
costumbre del pasado para desear suerte al viajero que salía de la
zona protegida.

Hornacina con Virgen antes de salir de Brihuega. Foto Figaredo, Gijón

Una vez flanqueada la vieja muralla, llegamos a una zona
arbolada con varios bares. Nos sentamos en la terraza de uno de ellos para reponer fuerzas. Todavía disponemos de un buen rato, para las últimas fotos, hasta que llegue el autocar que nos llevará a nuestro próximo destino.

De fotos por… Sigüenza

21 viernes Feb 2020

Posted by mariofigaredo in Consejos fotográficos, De fotos por...

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Castillo de Sigüenza, Catedral de Sigüenza, Doncel de Sigüenza, fotos en días de lluvia, Sigüenza

Llegamos a Sigüenza un día lluvioso. Populosa localidad con unos
4000 habitantes, situada a 83 km. de Guadalajara, y a 1000 metros
de altitud. Ciudad señorial, como lo atestigua su imponente castillo
del siglo XII, antaño residencia de obispos y señores de la zona.
Tiene torreones defensivos, patio de armas y puente levadizo. Hoy
es Parador de Turismo, aunque puede visitarse de forma parcial.

Castillo de Sigüenza, vista parcial. Foto Figaredo, Gijón Entrada al Castillo de Sigüenza. Foto Figaredo, Gijón Patio de armas del Castillo de Sigüenza, hoy Parador de Turismo. Foto Figaredo, Gijón.
Bajando, desde el castillo, entramos en la Calle Mayor, donde se
alza la Iglesia de Santiago, del siglo XII y estilo románico tardío. Su
curiosa portada está algo deslucida por el tiempo, aunque es más
auténtico ese cierto deterioro que una mala restauración.

Iglesia de Santiago. Foto Figaredo, Gijón
Siguiendo por la Calle Mayor, en una recoleta plaza, está la casa
del Doncel de Sigüenza; paradigma de la ciudad. Un doncel era el
tratamiento que, en aquella época, recibía un joven de entre 12 y
15 años, perteneciente a familias de hidalgos o caballeros. Martín
Vázquez de Arce, que así se llamaba el muchacho, murió en batalla
a la edad de 25 años; es decir, cuando ya no era un doncel. Corría
el año de 1486. Sus padres, de buena posición, encargaron una
magnífica escultura de alabastro para su capilla de la catedral. Se
trata la figura de un guerrero recostado, de gran realismo, leyendo
un libro. Calificada, por el filósofo Ortega y Gasset, como “la más
bella escultura fúnebre de España”.

Casa natal del Doncel de Sigüenza. Foto Figaredo, Gijón
Seguimos paseando por Sigüenza fijándonos en los detalles de
una ciudad amurallada, como las puertas de salida, en cuyo interior
se observa una hornacina con la imagen de la Virgen, a quien se
encomendaba el caminante cuando salía de la ciudad.

Hornacina, con Virgen, en puerta de muralla. Foto Figaredo, Gijón.
Finalizamos nuestro periplo en la catedral, del siglo XII, dedicada
a Santa María la Mayor, patrona de la ciudad. Es un enorme edificio
mezcla de gótico y románico. Delante de la puerta principal hay un
patio enrejado donde, en tiempos pasados, los visitantes y vecinos
debían guardar el debido recato en sus actitudes; puesto que ese
suelo se consideraba igual de sagrado que el del interior. Destaca,
además de la escultura del Doncel, la sacristía mayor o de Las
Cabezas (más de 300), que deja boquiabierto al visitante. Durante
la Guerra Civil la catedral fue un importante baluarte defensivo del
bando republicano, cuya guarnición, tras fusilar al obispo, se
atrincheró en los tejados del edificio hasta que fueron aniquilados
por tropas del bando nacional. También sufrió ataques aéreos de la
aviación alemana y republicana. A resultas de todo ello, aún hoy día
pueden observarse numerosos impactos de munición de diverso
calibre.

Catedral de Sigüenza, vista parcial. Foto Figaredo, Gijón Catedral de Sigüenza, entrada. Foto Figaredo, GijónAunque el día que pasamos en Sigüenza fue lluvioso y ventoso,
no fue obstáculo para hacer fotos de todo lo que se puso a tiro; habida cuenta de que estaba repleta de visitantes –al ser Semana Santa- y no es fácil eludir el gentío en el encuadre. Luego, en la edición posterior, las he pasado a blanco y negro para poder jugar con el contraste y realzar los tonos grises de la piedra. En algunas tomas, la combinación de diversos parámetros da lugar a imágenes con un cierto efecto dramático. Es la ventaja de los días grises. Y es que cualquier día puede ser bueno para hacer fotos.

De fotos por… Pastrana

26 viernes Jul 2019

Posted by mariofigaredo in De fotos por...

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Fotos de Pastrana, Historia de la Princesa de Éboli, Palacio Ducal de Pastrana, Pastrana, Viaje a la Alcarria

Tras visitar la villa de Atienza, continuamos nuestro particular viaje
a la Alcarria visitando la localidad de Pastrana. Cercana a los 900
habitantes, la villa Ducal de Pastrana es Conjunto Histórico-Artístico
desde 1966 y está ubicada al sur de la provincia de Guadalajara.

Letrero y escudo de Pastrana. Foto Figaredo, Gijón
Fue fundada en el siglo XIII, por la Orden Religiosa Militar de
Calatrava, tras la expulsión de los árabes. Posteriormente pasó a
manos del rey Carlos I, quien la vende a Doña Ana de la Cerda
(condesa de Mélito y viuda de Don Diego Hurtado de Mendoza). Ella
comienza la construcción del Palacio Ducal. A su muerte, sus hijos
venden el pueblo a los Príncipes de Éboli: Don Ruy Gómez de Silva
(amigo y consejero de Felipe II) y su esposa Doña Ana de Mendoza
y de la Cerda, nieta de la Condesa de Mélito, quien fue la famosa
princesa tuerta de Éboli. Posteriormente el rey les otorga el título
de Duques de Pastrana. A partir de ahí empieza la época dorada de
Pastrana (siglos XVI y XVII). En 1569 los duques llaman a Santa
Teresa de Jesús y la ayudan a construir dos conventos de la Orden
de las Carmelitas Descalzas, uno de hombres y otro de mujeres.
También fundan la Colegiata y una gran fábrica de tapices.

Palacio Ducal de la Princesa de Éboli. Foto Figaredo, Gijón
Tras la muerte del duque, la duquesa y princesa de Éboli decide
ingresar en el convento. Parece ser que la vida monacal no era de
su agrado y protagoniza varios altercados. Teresa de Jesús se va de
allí, con sus monjas, y el rey Felipe II ordena a la princesa regresar
a la Corte para ocuparse de su patrimonio y familia. En Madrid lleva
una vida disipada. Sus intrigas con el secretario real suponen una
amenaza para el rey, que ordena su detención en 1579. Encerrada
en su propio palacio muere en 1592.

Torreón del Palacio Ducal Balcón de La Hora. Foto Figaredo, Gijón
Lo primero que visitamos en Pastrana es el Palacio Ducal, de
estilo renacentista y, quizá por el morbo, todo el mundo quiere ver
la habitación donde estuvo recluida la princesa durante 13 años. Es
una estancia de unos cinco metros de largo por cuatro de ancho.
Había un torno por donde le pasaban comida y bebida. Cuenta la
leyenda que solo durante una hora al día se le permitía asomarse a
un balcón enrejado protegido con una celosía. Ahí contemplaba la
Plaza Mayor sin ser vista. Pasó a llamarse la plaza de La Hora.

Plaza de La Hora, Foto Figaredo, Gijón
Respecto al parche en el ojo hay diferentes versiones: desde que se
quedó tuerta de niña al caer de un caballo, hasta la que sostiene
que lo llevaba por impresionar a su rey. Lo impresionante es pensar
cómo puede cambiar la vida de una persona: pasó de ser una
influyente y acaudalada dama de la corte a una reclusa en una
habitación de su propio palacio.

Callejuela de Pastrana en el barrio del Albaicín. Foto Figaredo, Gijón Barrio judío de Pastrana. Foto Figaredo, GijónEstrella de David. Foto Figaredo, Gijón
Pastrana conserva gran parte de su trazado medieval. Un simple
paseo por sus estrechas calles nos traslada a otros tiempos, como en el Barrio del Albaicín (barrio judío del siglo XVI), donde se puede
apreciar que las casas son algo más anchas en la parte alta que en
la de abajo. En una de ellas puede verse la estrella de David. En la
misma calle hay otra casa con el escudo de la temible Inquisición,
donde puede verse la cruz, la espada y una rama de olivo.

Escudo de la Inquisición. Foto Figaredo, GijónFuente de los Cuatro Caños. Foto Figaredo, Gijón.
Otro punto de interés es la Fuente de los Cuatro Caños, situada
en un entronque de calles. Es del siglo XVI y el agua brota de
cuatro mascarones con diferentes expresiones. Conservada tal cual.
Parada obligada en la Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción
con portada gótica (siglo XV). Este enorme recinto con aires de
catedral alberga en su interior el Museo Parroquial, destacando una
magnífica colección de Tapices Flamencos de Alfonso V de Portugal.
En el exterior hay un patio, con crucero, donde se puede leer una
lápida que conmemora los fusilamientos que tuvieron lugar durante
la guerra civil.

Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción. Foto Figaredo, Gijón Patio de la Colegiata. Foto Figaredo, Gijón.Soportal en Plaza Mayor. Foto Figaredo, Gijón
Regresamos a la Plaza Mayor (o de La Hora). Allí nos guarecemos
de la lluvia en un antiguo soportal. Era común hacer vida en ellos;
no tanto por las inclemencias meteorológicas sino por ser lugar
propicio para la compraventa de mercancías diversas. En Pastrana
se celebra una gran Feria Apícola Internacional la segunda semana
de Marzo. La miel de la Alcarria posee una excelente calidad y es
típico artículo para llevar de recuerdo, junto con el chocolate que
podemos comprar en varios establecimientos que encontraremos
durante nuestro relajado paseo. Luego entramos a tomar algo en
uno de los bares de la calle principal. Conserva el sabor de los
antiguos establecimientos de la localidad; nada que ver con las
modernas cafeterías de la gran ciudad.
Tras tomar las últimas fotos ponemos rumbo a otro destino de
nuestro viaje a la Alcarria.

Plano de Pastrana folleto del Museo de Tapices

De fotos por… Atienza (2ª parte)

17 viernes May 2019

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Callejero de Atienza, Castillo de Atienza, Cristo de los Cuatro Clavos, Iglesia de la Trinidad en Atienza, Museo de la Trinidad en Atienza, Turismo en Atienza

Centrándonos en su castillo podemos apreciar las murallas, que
conservan solo una mínima parte de su altura original, y la torre del homenaje en la esquina sur. Es de planta cuadrada, con puerta en
la planta baja, salas interiores y una escalera en el muro que
asciende a las zonas superiores y a la terraza. Como elemento
defensivo destaca el garitón volado que sobresale en la esquina
meridional de la torre. Aunque el recinto da la impresión de haber
sido vaciado, el conjunto no ha perdido un ápice de su impacto
monumental. El material predominante en su construcción es la
piedra y la técnica empleada el sillarejo unido con argamasa.

Castillo de Atienza. Foto Figaredo, Gijón.
Atienza posee un patrimonio arquitectónico impresionante:
además del castillo está la muralla, la Iglesia de la Trinidad (S. XII),
la Iglesia de San Gil (S. XII) con su Museo de Arte Religioso, la de
San Bartolomé (S. XIII) con su Museo Paleontológico, la de Santa
María del Rey (S. XII), la Iglesia de San Juan del Mercado (S. XVI),
o la Plaza del Trigo, que es una de las más hermosas de Castilla,
tan cerca del popular Arco Arrebatacapas. Mencionar también la
Posada del Cordón, antiguo caserón del siglo XV, que alberga el
Centro de la Cultura Tradicional de la Provincia de Guadalajara, con
más de 600 piezas de gran valor etnográfico.

Mapa-callejero de Atienza. Turismo Atienza.
Hicimos visita guiada en la Iglesia de la Trinidad, con recuerdos
de la Cofradía de la Caballada y un magnífico museo de arte sacro.
Entre sus piezas destaca el Cristo del Perdón de Salvador Carmona.
El guía, cura párroco de 86 años, nos comentó -para que nos
hiciéramos una idea de su valor- que cuando fue cedido para la
Exposición de Las Edades del Hombre la aseguradora cobró un
millón de euros en concepto de prima para póliza de transporte. Es
de un realismo espectacular. También nos mostró el Cristo de los
Cuatro Clavos, pieza románica así llamada porque no tiene los pies
cruzados, una enorme pila bautismal románica, un curioso retablo
con un sagrario circular y una capilla lateral con profusión de
adornos en pan de oro. Estas dos últimas fueron regalos de reyes.
Este octogenario párroco, infatigable, nos contó un buen número de
anécdotas relativas a su iglesia preferida. A pesar de su avanzada
edad todavía oficia misa en las iglesias del lugar; de hecho, antes
de despedirse nos dijo “mi pueblo me espera”.

Retablo Iglesia de La Trinidad. Foto Figaredo, Gijón
Resumiendo, estamos ante un armónico conjunto urbano en el
que plazas y calles, con muchas casas blasonadas, se articulan y
entrelazan con serena belleza, constituyendo uno de los más
hermosos y evocadores complejos arquitectónicos que pueden
contemplarse aún en Castilla. Es el mudo pero elocuente recuerdo
de un pasado que permanece inmóvil en Atienza. Para volver.

Cristo de los Cuatro Clavos. Foto Figaredo, Gijón.Catafalco en Museo de la Trinidad. Foto Figaredo, GijónCantoral sobre facistol. Foto Figaredo, Gijón.

De fotos por… Atienza (1ª parte)

10 viernes May 2019

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Atienza, Castillo de Atienza, fotos de Atienza, historia de Atienza, La Alcarria

La villa de Atienza tiene orígenes remotos y una historia convulsa.
Situada en la ladera de un cerro, habitada por los celtíberos,
resistió a los romanos y solo cayó en su poder cuando lo hizo
Numancia. Una vez tomada Atienza, los romanos construyeron una
atalaya en la que siglos más tarde los árabes harían uno de sus
más significativos baluartes frente a las acometidas de los reinos
cristianos del norte. Su imponente castillo está situado en lo más
alto del cerro. Fue fortificado por los árabes y hasta los siglos XI y
XII, cuando fue conquistado por Alfonso VI, no adquirió su aspecto
definitivo. Forma parte de la propia roca y es tan inexpugnable que
el propio Cid Campeador, camino del destierro, no se atrevió a
conquistarlo por considerarlo “una peña muy fuerte”.

Castillo de Atienza. Foto Figaredo, Gijón
De alto valor estratégico, Atienza se convirtió en punto esencial
para la defensa de la frontera, primero frente a los musulmanes y
después frente a la corona de Aragón. Además, su situación en un
lugar de fácil comunicación entre las dos mesetas y entre Castilla y
Aragón, propició una de las actividades más extendidas entre sus
habitantes: el transporte y la arriería. Precisamente sus arrieros
protagonizaron un valeroso episodio cuando el rey Alfonso VIII, con
tan solo cuatro años de edad, fue ayudado a escapar del asedio al
que le habían sometido las tropas de su tío y regente Fernando II
de León. Idearon un astuto plan que consistió en disfrazarlo como
uno de ellos y salir entre los caballos. Desde entonces se celebra “la
caballada”, fiesta de Interés Turístico Nacional, que recrea el suceso
con auténticos caballos montados por gente del pueblo y hasta por
el cura párroco de la Iglesia de la Trinidad (siglo XII), que nos contó
como se cayó varias veces por la bravura de los caballos.

balcón de casa noble. Foto Figaredo, Gijón casa noble con escudo. Foto Figaredo, Gijón
Lógicamente la villa fue la preferida de Alfonso VIII, que la colmó
de privilegios y regalos, progresando espectacularmente. En la Baja
Edad Media llegó a contar con 14 iglesias y numerosos edificios
nobles al ponerse de moda, imitando al rey, pasar temporadas en la
villa. Fue una época de esplendor que se vio truncada a mediados
del siglo XIV por las guerras de los Infantes de Aragón, cuando se
tomó la fortaleza, provocando la huida de sus habitantes y la
destrucción de la villa por las tropas de Juan II de Castilla y Álvaro
de Luna. Posteriormente, Enrique IV eximió de impuestos a los
atencinos, tratando de repoblar la villa. Con la llegada de los Reyes
Católicos perdió su valor estratégico, quedando reducida a núcleo
semiurbano y cabecera comercial, artesanal y administrativa de la
comarca.

Arco arrebatacapas. Foto Figaredo, GijónSoportal de la Plaza del Trigo. Foto Figaredo, Gijón

(Continuará la próxima semana)

El alma de Asturias

22 viernes Mar 2019

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Lagos de Covadonga, leyendas asturianas, Santa Cueva de Covadonga

Según las crónicas de la época, Pelayo (siglo Vlll), hijo del duque
Favila, fue el primer rey de la dinastía astur. Dicen que su origen
era mezcla de godo y romano. Cuenta la tradición que, en una
ocasión, iba persiguiendo a un ladrón que se refugió en una cueva.
Allí vivía un ermitaño que rogó indulgencia para el fugitivo, dado
que sostenía que aquel lugar era sagrado, al ser devoto de la
Virgen María; además le pronosticó que un día él también iba a
necesitar la protección de la Virgen. Mas adelante Pelayo consiguió
sublevar a los astures contra la ocupación musulmana. En
Covadonga, lugar donde se ubica la cueva, tuvo lugar una batalla
decisiva contra estos. Las tropas de Pelayo se refugiaron en la
cueva y desde allí lograron repeler el ataque de los moros. Este
episodio fue el inicio del fin de la ocupación árabe; por esto se dice
que Asturias es España y lo demás tierra conquistada. En
agradecimiento a la supuesta intervención divina, que supuso la
victoria de los cristianos, Pelayo ordenó la colocación de una
imagen de la Virgen y la construcción de una capilla. Así nació la
Santa Cueva, como santuario, y el Real Sitio de Covadonga.
Tanto la Basílica de Covadonga como la Santa Cueva y su
“Santina” son los lugares más visitados de Asturias. Bajo esta
última hay un lago donde se sigue la tradición de tirar una moneda
y pedir un deseo.


Más arriba, a más de mil metros de altitud, tras recorrer doce
kilómetros de carretera estrecha y sinuosa, encontramos los
famosos lagos de Covadonga: el Enol y el Ercina. Pertenecen al
Parque Nacional de Picos de Europa y suelen ser inicio de travesías
por las montañas circundantes. En el lago Enol está sumergida una
imagen de la Virgen de Covadonga que cada 8 de Septiembre es
sacada del agua para procesionar. Los lagos son objeto de varias
leyendas, de origen celta o cristiano, que hablan de una misteriosa
dama a la que casi nadie da cobijo en una noche de tormenta. Solo
una humilde pastora lo hace y es la única casa que se salva de la
repentina inundación que sepulta las otras. Retumba, al tiempo,
una voz sobrenatural que clama: “Nadie pisará la tierra donde mi
Madre lloró, maldita sea por siempre la tierra de maldición”. Para
los celtas era su diosa Deva y para los cristianos, naturalmente, su
“Santina” de Covadonga.

Lagos de Covadonga. Foto de Rebeca Benito
De estos lugares habla apasionadamente la obra del polifacético
Roberto Frassinelli, el alemán de Corao, como se le conoció en la
zona. Este hombre, que vino huyendo de la persecución política en
su país, fue escritor, estudioso de minerales, montañero… además
de colaborar como dibujante en la construcción de la Basílica de Covadonga. De hecho, aunque no era arquitecto, dirigió las obras
de la cripta. Era muy andariego y desinhibido. Muchos vecinos le
conocían y apreciaban.

Lago de Covadonga. Foto de Rebeca Benito
Esta claro que esta comarca tiene algo mágico que invita a volver.
Las fotos que ilustran este artículo, cedidas amablemente por la
aficionada Rebeca Benito, reflejan la luz típica del invierno astur;
huyendo de la clásica foto en un día soleado. Retratan la paz y
armonía de estos lugares tan nuestros. Reflejan la abundancia de
agua y el carácter asturiano; tan dado al “grandonismo”, la ironía y
la hospitalidad. El alma de Asturias.

De fotos por… Medina del Campo (2 de 2)

08 viernes Mar 2019

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Estación de ferrocarril de Medina del Campo, Fotos del Castillo de la Mota, Fotos Medina del Campo, Monumentos de Medina del Campo, Pasadizos del Castillo de la Mota

Muros del Castillo de la Mota. Foto Figaredo, Gijón

Continuamos visitando el Castillo de la Mota…

parte subterránea del Castillo de la Mota. Foto Figaredo, Gijón

 

Capítulo aparte merece la zona subterránea del castillo. Las fotos
en blanco y negro definen mejor las sensaciones vividas. Bajamos
unas viejas escaleras de piedra y nos adentramos en un dédalo de
fascinantes pasadizos y galerías. Cada poco se abre un espacio que,
con alguna tronera, daba al exterior. Ahí se disponían los cañones
que defendían el castillo. El humo resultante de los disparos, que
era asfixiante, se disipaba mediante un sistema de chimeneas que
ventilaban los cubículos. También vimos las mazmorras. En alguna,
la entrada era un simple agujero en el suelo desde donde tiraban a
los infortunados prisioneros sin ningún miramiento. Estremece
recorrer esos pasadizos entre cuyas paredes parecen resonar los
ecos de batallas, lamentos y sufrimiento. La vida era dura…y corta.

bajada a los sótanos del Castillo de la Mota. Foto Figaredo, Gijónpasadizo en el Castillo de la Mota. Foto Figaredo, GijónMazmorra en Castillo de la Mota. Foto Figaredo, Gijón tronera en Castillo de la Mota. Foto Figaredo, Gijón
En cuanto al resto de la población hay que destacar el Palacio
Real Testamentario de Isabel la Católica, lugar donde falleció, que
hoy es un museo dedicado a su figura. Luego está el Palacio de
Dueñas, que constituye un buen ejemplo de edificio renacentista, el
Museo de las Ferias, que narra la historia de las ferias  de                                 mercancías que transcurrían durante los siglos XV y XVI, haciendo
conocida la villa a nivel europeo. Aunque el eje de la vida diaria
transcurre en la ya mencionada Plaza Mayor de la Hispanidad, de
las mas grandes de España y Europa, lugar de compras, encuentro
y solaz de sus habitantes y visitantes; sin olvidarnos de la visita a
alguna bodega de vino de Rueda, típico de la zona.

Palacio Real Testamentario. Foto Figaredo, GijónColegiata. Foto Figaredo, GijónPortada de la Concepción, de 1507. Foto Figaredo, Gijón
La gran estación de ferrocarril aporta movilidad a los viajeros que
no llevamos coche. Importante nudo ferroviario que une Medina del
Campo con Madrid al sur, Gijón al norte, o Hendaya al noreste,
además de Zamora o Salamanca y Portugal al este, hace las delicias
de los amantes del tren. Estación monumental abierta en 1860 y
remodelada en 1902, cuenta con una gran marquesina de hierro al
estilo francés, de más de 100 metros, con columnas y capiteles.

Estación de Medina del Campo. Vista parcial. Foto Figaredo, Gijón
Dispone de cuatro andenes y todos los servicios habituales, incluida
una cafetería con terraza en el andén principal. Desde allí visitamos
Arévalo y Salamanca; lugares de los que hablaremos en futuras
entregas.

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C/ Emilio Tuya Nº 41
33202 Gijón
985 36 69 37
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