Continuamos hoy este pequeño recorrido fotográfico por Tierra de
Campos. Para hospedarse, de forma singular, nada mejor que
escoger cierto convento, que admite huéspedes, en el pequeño
pueblo de San Pedro de Las Dueñas. El nombre ya hace referencia
a las protagonistas del lugar: las monjas. Se encuentra a unos
cinco kilómetros de Sahagún. Aquí podéis encontrar tranquilidad
total, sosiego de espíritu e inspiración para tomar buenas fotos…
Se come de maravilla, como si estuvieras en casa de la abuela,
llamando a toque de campana. El que no está a la hora convenida
se queda sin comer. No hay negociación en eso. Casi todo lo que
comes (verdura, carne, pan) lo hacen ellas mismas. Son monjas de
clausura, aunque hay unas cuantas “liberadas” para atender a los
huéspedes. No entran en las habitaciones; si quieres la cama hecha
te la haces tu mismo. Las toallas usadas las dejas en un cesto, que
ponen junto a tu puerta, y al día siguiente están limpias. Tienen un
claustro recoleto, precioso, donde puedes descansar en uno de sus
bancos respirando el dulce aroma de los rosales… Una pequeña
fuente arrulla tus momentos de lectura o reflexión. Para quien
quiera entrar, disponen de una capilla con acceso desde el claustro.
Si lo deseas puedes escucharlas cantar y tocar el órgano en la
iglesia contigua. Si vas a salir de noche te dejan la llave (enorme),
de la puerta principal, para que entres luego con el máximo sigilo…
A unos tres kilómetros de San Pedro se encuentra el hermoso
pueblo de Grajal de Campos. Podéis ir andando tranquilamente. Ya
desde lejos se divisa el magnífico castillo artillero de Grajal y, junto
a él, el palacio de los Condes de Grajal; antiguos Señores de Grajal,
dueños de vidas y haciendas… Dicen que un pasadizo secreto
comunica el castillo con el palacio; y otro, de unos cinco kilómetros,
unía el castillo de Grajal con la ermita de La Peregrina, en Sahagún.
Esto da idea de lo tumultuosa que fue la vida e historia de sus
habitantes, inmersos en guerras de nobles e invasiones extranjeras. (Continuará…)