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Comarca de la Vera, Fotos de Extremadura, Fotos del Monasterio de Yuste, Palacio del emperador Carlos V, Ultimos meses del emperador Carlos I, Viaje a Extremadura
Despertador 8:00. Desayuno 8:30. Salida 9:30. El autocar de
Jandrín sale en dirección al Monasterio de Yuste. Es Viernes Santo y
la idea es llegar los primeros para no verlo repleto de turistas.
Llegamos a eso de las diez. Una patrulla de la Guardia Civil advierte
que a partir de las 11:30 solo suben autocares, no bajan; tiempo
de sobra para la visita.
El monasterio de Yuste data de principios del siglo XV (año de
1402). Posteriormente, en el siglo XVI, cuando el emperador Carlos
I de España y V de Alemania decide pasar sus últimos meses en un
convento, se añade una casa-palacio para dar atención adecuada al
emperador con su séquito. Es de estilo gótico tardío y renacentista.
Fue declarado Bien de Interés Cultural y obtuvo el Sello de
Patrimonio Europeo. Precioso el claustro nuevo del convento, de
estilo renacentista con fuente en el centro, y la galería del palacio
que da al jardín, con huerta, y un precioso estanque donde solía
pescar. Hay otro claustro más antiguo, de estilo gótico, igual que la
iglesia situada en el centro del conjunto arquitectónico.
La visita se hace por un itinerario marcado y controlado por una
empresa de seguridad privada. Se pasa por un arco detector de
metales y está prohibido terminantemente hacer fotos del museo y
aposentos del emperador. En este enlace podéis ver alguna de las
fotos que no pude hacer y que otros, en el pasado, sí hicieron.
Fijaos en la litera donde viajó desde tierras cántabras con las
piernas estiradas, o en el sillón con suplementos para el mismo fin.
El motivo era por la enfermedad que padecía, la gota, de la que
falleció en este monasterio. En el dormitorio mandó hacer una
ventana que daba a la iglesia; de forma que, desde la cama, podía
asistir a misa viendo el sagrario. En otra dependencia hay muebles
de comedor y un despacho desde donde atendía asuntos de estado.
Hay otra estancia donde se pueden observar los instrumentos de
astronomía, como sextantes, a los que era muy aficionado. También
le gustaba beber su propia cerveza. Curiosa también la cripta que
ordenó construir, justo debajo del altar mayor de la iglesia, donde
tenía previsto ser enterrado. Tienen a la vista incluso el ataúd
vacío; puesto que su hijo Felipe II quiso que sus restos fueran
trasladados al panteón real del recién construido monasterio de El
Escorial, incumpliendo así la última voluntad de su padre.
Terminada la visita salimos por una rampa que pasa junto a un
pequeño naranjo, dirigiéndonos a la inevitable tienda de recuerdos.
Una vez reunido todo el grupo subimos al autocar para dirigirnos al
cercano pueblo de Cuacos de Yuste, a menos de dos kilómetros, del
que hablaremos la semana que viene. (Continuará)