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Comarca de la Vera, Cuacos de Yuste, Fotos de Extremadura, Fuente de la Higuera, Los perdonaos
30 de Marzo de 2.018. Viernes Santo. Después de visitar el
Monasterio de Yuste bajamos al cercano pueblo de Cuacos de
Yuste, a tan solo 1,8 km. De hecho, hay una acera para subir
andando al monasterio. Hay otra entrada desde Jaraiz de la Vera,
aunque son unos 5 km.
Cuacos de Yuste es un delicioso pueblo, de la Comarca de la Vera,
con 850 habitantes. Conjunto Histórico-Artístico. Lugar de paso
para los visitantes del monasterio, aunque tiene suficientes
encantos propios para merecer una visita. Aparcado el autocar nos
dirigimos hacia la Plaza Mayor. A medio camino hay una gran roca
donde se reunían los vecinos para tratar sus asuntos. En lo alto hay
un pequeño mirador. Al pie de ella está la llamada Fuente de la
Higuera. Llamada así por el árbol que, increíblemente, vive -y da
fruto- en ese suelo rocoso. También hay otra plaza con la Fuente de
los Chorros. Continuamos hasta la Plaza Mayor, porticada, con otra
fuente en el medio. En la Plaza Mayor está la Oficina de Turismo
además de tiendas y bares en sus soportales. El ambiente es
tranquilo y se respira aire puro. No en vano está muy cerca la
Sierra de Tormantos, cuyas cumbres nevadas se ven desde casi
cualquier parte del pueblo. Una vez visto el centro nos vamos a las
afueras buscando zonas verdes. ¿Sabéis lo que encontramos?… El
avispado lector lo habrá adivinado: una fuente más. Y es que, al
contrario de lo que pudiera parecer, en el norte de Extremadura el
agua es muy abundante. No tanto por sus ríos, de caudal irregular
a excepción del Tajo, sino por sus aguas subterráneas.
Las vistas desde Cuacos son muy hermosas, lo que propicia unas
buenas fotos. Vemos el cercano pueblo de Aldeanueva de la Vera
con la sierra al fondo. Un paseo junto al río. Naturaleza verde por
doquier en un día soleado. Imprescindible el filtro polarizador.
De monumentos también va bien servido: la iglesia románica de
Nuestra Señora de la Asunción, del siglo XIII, y las ermitas de la
Soledad y Santa Ana. De todas formas, lo más llamativo son sus
casas antiguas y el ambiente acogedor de un pueblo pequeño.
De vuelta a la Plaza Mayor entramos en un colmado y compramos
una lata del típico pimentón del la Vera. Luego, a tomar una caña
en uno de los bares de sus soportales. Aunque hace sol, el frío es
notorio y todo el mundo está en el interior. Hay zona con chimenea.
Aquí tenéis un callejero y un folleto con la estatua de Carlos V,
situada a la salida del pueblo, y otro con la tradicional historia de
“los perdonaos”. El emperador Carlos, muy dado a los excesos,
acudía al mercado para abastecerse de toda clase de viandas.
Terminada la visita nos dirigimos a un restaurante cercano para el
almuerzo, incluido en el circuito. Después de comer iremos a
Jaraiz de la Vera y, para terminar el día, veremos Garganta la Olla.
(Continuará la próxima semana)