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Palacio del Obispo. Foto Figaredo, Gijón

…Luego llegamos a la plaza de Santa María, con su Concatedral y
palacio del obispo; sí, ese que se cabreaba tanto con el ruido. El sol
va ganando altura y las fotos van quedando mejor. Hay escudos y
palacios por todas partes. Ya no sabes donde mirar. Destaca el
Palacio de los Golfines, amigos de los reyes católicos. Allí quedaban
a dormir cuando visitaban Cáceres. Destaca su elegante crestería
con decoración plateresca. Estos sí que podían tener almenas y
otros elementos defensivos en sus torres; por ejemplo este matacán
desde donde defendían la entrada tirando líquidos ardientes u otros
objetos.

Palacio de los Golfines. Foto Figaredo, Gijón Matacán del Palacio de los Golfines. Foto Figaredo, Gijón

Nos comenta Álvaro que no es verdad que tirasen aceite
hirviendo, ya que era muy caro para desperdiciarlo con el enemigo.
Proseguimos ascendiendo por la cuesta de los Jesuitas hacía la
iglesia de San Francisco Javier, reconocible por su fachada blanca.
Al lado está la casa de los Cáceres-Ovando con su torre de las
Cigüeñas, también alta y almenada por su apoyo a los reyes.

Iglesia de San Francisco Javier. Foto Figaredo, Gijón Torre de las Cigueñas. Foto Figaredo, Gijón

Los palacios se suceden. Casas de nobles con escudo y defensas.
Enfrentados, en su día, los unos con los otros. Alguno cubierto con
hiedra. En otro asoma un pavo real por encima del muro. Me llama
la atención lo bien que se portan los niños del grupo, siempre
atentos a las explicaciones del guía. Mucho mejor que en un libro.

patio de un palacio. Foto Figaredo, Gijón

Palacio con escudo y matacán. Foto Figaredo, GijónPalacio cubierto de hiedra. Foto Figaredo, Gijónescudo noble. Foto Figaredo, Gijón"Esta es la casa de los Golfines". Foto Figaredo, Gijón
Llegamos a la casa del mono, con una terrible leyenda: Allí vivían
un rico mercader y su bella esposa. El hombre viajaba durante
largos periodos y, para mitigar el aburrimiento de su mujer, le
regaló un mono; ya que no acababan de tener hijos. La señora
colmó de atenciones al animal tratándolo como al hijo que no tenía.
En una noche desapacible llamó a su puerta un caballero pidiendo
refugio. La señora se compadeció de él y accedió a que pasara la
noche. A los nueve meses nació un niño. Volvió el marido y, aunque
no le salían las cuentas, aceptó al niño. El mono, loco de celos al
sentirse desplazado, mató al niño arrojándolo por la ventana. La
madre murió de pena y el marido, ciego de ira, ató con cadenas al
mono y lo dejó morir de inanición. En la fachada de la casa está la
estatuilla del mono atado. Existen otras versiones sobre lo mismo.

Casa del mono. Foto Figaredo, Gijónmuralla de Cáceres. Foto Figaredo, Gijón Torre de tapial y plaza al fondo. Foto Figaredo Gijón Plaza Mayor, vista parcial. Foto Figaredo, Gijón
Salimos de la zona vieja por la puerta del Portillo, que está junto
a una torre árabe (de tapial), y vamos a dar de nuevo a la Plaza
Mayor. Allí Álvaro se despide del grupo y nos vamos a tomar unas
cañas a alguno de los múltiples bares y restaurantes que están en
los soportales de la plaza. Cáceres ha resultado fastuoso. Historia
por los cuatro costados. Se necesitaría más de un día para verlo en
profundidad, dada su extensión y calidad de patrimonio artístico,
pero toca marcharse para ir a comer a un restaurante concertado
de camino a Trujillo; el otro peso pesado de esta provincia, del cual
hablaremos la próxima semana.