Entramos al interior, nos sentamos en la primera fila de bancos, y
nos explican la forma de entender lo que estamos viendo. En una
catedral nada está dispuesto al azar. Por poner un ejemplo: en el
retablo principal hay una figura de San José y otra de San Francisco
de Asís. Esto es así porque el obispo de turno se llamaba José
Francisco. Además en la parte derecha, de espaldas al retablo, está
lo que se considera bueno (vírgenes y santos) y en la izquierda lo
malo (diablo, pecados…). De paso vemos las grietas, de hasta
veinte centímetros, y parte del techo descansando literalmente
sobre el retablo. Luego nos muestra el coro, en madera de nogal
del siglo XV, protegido por una gran verja del siglo XVI.
Sorprendidos, nos abre la puerta de la verja y nos permite entrar al
interior y tomar asiento en los sitiales. Hay tres que destacan por
estar más elevados que los demás: dos, a la entrada, frente a
frente, estaban destinados a los duques de Alba. A la derecha (lo
bueno), con motivos masculinos, se sienta el duque. A la izquierda
(lo malo), con motivos femeninos y de pecado (serpientes y demás)
se sienta la duquesa. Al fondo, a la misma altura que los duques, el
sitial del obispo. Tiene un pequeño apoyo plegable (ménsula) que,
al elevarlo y apoyarse, le permite parecer que está de pie sin
estarlo; se le llama misericordia y, en su parte inferior, van talladas
alegorías maliciosas… En el centro del coro está el facistol: un atril
giratorio con cuatro caras para cuatro voces. En cada lado va
apoyado un grueso libro -el cantoral- con grandes notas musicales
para ser vistas de lejos.
Entramos también, de gratis, en el museo catedralicio. Aquí se
guarda una reliquia que, de ser auténtica, es muy interesante: el
mantel que utilizaron en la Última Cena. En una sala se ve un
facsímil del mismo, con manchas de vino y alguna huella de copa.
En otra se halla el original guardado en un cofre de plata muy
adornado; parte de la tela sale del mismo. La tela es blanca con
cenefas azules, como de pequeños cuadros. Lo mandaron analizar y,
de momento, saben que el hilo es típico de Oriente Medio. Unos
científicos de la NASA se han llevado otra muestra a Estados Unidos
para datar su autenticidad. En unos meses se sabrá la verdad. Esta
reliquia se enseñaba a los peregrinos desde el balcón de la catedral,
pero tuvieron que abandonar esa tradición ante el alarmante
deterioro de la tela, por tocarla demasiadas manos.
Salimos por la Puerta del Perdón, de estilo plateresco, que solo se
abre en contadas ocasiones, y vimos relieves de la Anunciación y
Nacimiento entre otros. Nos explicaron el significado de ciertas
escenas y una especie de triángulo doble que, en realidad, es una
letra M dentro de una A; que significa Ave María. Efectivamente
nada es casual y, lo mismo que proliferan las escenas religiosas o
mundanas también está la picaresca y lo carnal. Todo al lado que le
corresponde… según dictan los próceres de la Iglesia.
Terminada la visita, tras un rato de ocio, regresamos al hotel
para comer; luego al autocar de Jandrín, parada en Benavente, y
llegamos a Gijón a eso de las 21:00 horas. Cuatro días festivos bien
aprovechados. Repetiremos.