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fotos antiguas, niños de posguerra en la escuela, reproducción de fotos antiguas, restauración de fotos, viejas fotos
Hace poco recibí de mi tía esta imagen de una vieja foto hecha en
tiempos de la posguerra. En ella se aprecia a mi madre y mi tío, en
la escuela, compartiendo una enciclopedia; el único libro que
empleaban en su educación. Detrás el mapa de España. Por lo que
cuentan mis mayores eran tiempos difíciles. Madrid. Época de
escasez, cartilla de racionamiento y estraperlo. Mi abuela hacía lo
imposible para poder vestirlos y darles alimento, mientras, mi
abuelo invitaba en el bar…
Mirando la foto, y otras similares que he visto, me vienen a la
memoria los primeros años de mi infancia; en los que todavía se
utilizaban los viejos métodos educativos: golpes de regla en las
uñas, coscorrones, bofetadas y tirones de patilla… Eso sí, había un
profundo respeto, y temor, por el profesor y la autoridad que de él
emanaba. No quedaba otra.
Esas fotos antiguas, que podemos encontrar en el baúl de la
abuela, nos retrotraen a tiempos pretéritos donde casi todo era
diferente; desde el vestuario y los peinados hasta las caras y
actitudes que ponían al posar. Inocencia. Curiosidad. Magia.
Muchos de esas fotos pueden encontrarse en un estado
lamentable por el transcurso de los años y la mala conservación.
Algunas se guardaban en casas de aldea, con un elevado grado de
humedad, presentando zonas sin emulsión; es decir, sin partes de
la foto. Otras veces las llevaban en la cartera durante muchos años
y han quedado llenas de arrugas. Hoy día se pueden hacer copias
restauradas gracias a programas como el Photoshop. Es posible
retocar puntos y grietas, quitar o añadir personas, dar color y, en
general, rejuvenecer la foto sin quitarle el atractivo de lo antiguo.
Al fin y al cabo las fotos es lo que queda de nuestros familiares
cuando van faltando. Retazos de una vida, a modo de piezas del
gran rompecabezas de la existencia humana.