Etiquetas
Castillo de Trujillo, Fotos de Trujillo, Monumentos de Trujillo, Trujillo, visita guiada a Trujillo
Estamos en Trujillo, en plena visita guiada. Hemos subido desde la
Plaza Mayor a lo alto del cerro Cabeza de Zorro, donde se
encuentra el castillo, o alcazaba; por ser de origen musulmán.
Fortaleza de los tiempos del Califato de Córdoba, comenzó a
construirse hacia el año 900. El castillo es enorme y está enclavado
en un bloque granítico. Construido en mampostería y sillares de
granito, está rodeado de 17 torres. Todavía conserva 4 de las 7
puertas que tenía. En la puerta principal tiene una hornacina con la
Virgen de la Victoria, patrona de la ciudad. Lamentablemente no
pudimos visitar su interior por falta de tiempo. Nos quedamos en lo
alto de la muralla que lo rodea, admirando las vistas de Trujillo, su
comarca y lo inmenso del terreno que se divisa. Desde un ángulo
se ven las ruinas de la Iglesia de Santo Domingo y uno de sus
barrios. Sorprende la ausencia de construcciones pasado el límite
municipal. Solo llanura verde.
En el lado sur nos señala Alicia, nuestra guía local, el camino que
seguían los que se apuntaban a la aventura de la conquista de
América. Se ve claramente el viejo camino, la Ruta de la Plata, que
apunta a la única montaña que se ve en derredor. El camino que les
llevaba a Sanlucar de Barrameda, donde estaban anclados los
enormes galeones que surcaban el océano. No atracaban en Sevilla
porque el río no tenía calado suficiente. La travesía era muy larga y
tardaban bastantes años en regresar… si es que lo hacían. Fácil es
imaginar el ánimo de los familiares que les veían alejarse por aquel
camino.
Bajando de nuevo hacia la plaza nos encontramos con el aljibe
hispano-musulmán, todavía en uso, y una muestra más de la gran
cantidad de agua de que dispone esta provincia. Un río subterráneo
que discurre bajo el castillo y murallas contribuyó a que moradores
y ganado aguantarán largos asedios sin pasar sed.
Llegamos a otra parada obligada; la hermosa iglesia de Santa
María la Mayor, del siglo XIII. Es de estilo románico tardío, sobre
todo en su entrada, y un claro estilo gótico al menos en uno de sus
dos campanarios: La Torre Julia, también del siglo XIII. El otro es la
Torre Nueva, del siglo XVI. Resulta que la Torre Julia que vemos hoy
es una reconstrucción de la original, que hubo de ser derribada en
el siglo XIX, por seguridad, al no poder arreglar los enormes daños
que en ella produjo el terremoto de Lisboa del siglo anterior. Esta
torre fue reconstruida en el siglo XX con una curiosa anécdota: El
cantero Antonio Serván, gran forofo del Athletic de Bilbao, se tomó
la libertad de tallar el escudo de su equipo de fútbol favorito en uno
de sus capiteles. La broma le pudo haber salido muy cara, aunque
hoy día todos los turistas anden buscando el escudo como locos.
Con mi cámara no lo pude sacar mejor pero os dejo este enlace
donde se ve a la perfección.
Continuamos bajando hasta llegar a un convento de monjas de
clausura que conoce Alicia. Esto nos permite entrar al claustro y ver
alguno de estos antiguos edificios por dentro. Tiene un pozo en el
centro y muchas historias que contar…
Terminada la visita guiada, de dos horas, nos vamos a tomar
unas cañas para refrescarnos en esta calurosa tarde trujillana. En el
punto donde termina Trujillo se puede ver la Picota, lugar donde se
señalaba el punto a partir del cual regía la justicia del lugar y se ahorcaba a los condenados.
Llegamos al autocar, camino del hotel, donde cenamos y
descansamos para afrontar el día del regreso a Gijón; no sin antes
hacer una visita a la localidad de Coria, de la que os contaré
próximamente.