«En este libro se estudian, de forma integrada, los diferentes conceptos y técnicas propios de la fotografía, subrayando la importancia de los resultados del proceso fotográfico y atendiendo a los aspectos significativos actuales de la actividad fotográfica, en particular los relacionados con el cambio de tecnologías. Los conceptos, las técnicas y los procesos fotográficos son explicados en profundidad desde un planteamiento acorde con la consideración de la fotografía como arte»
Este es el enunciado del nuevo libro que la editorial Akal acaba de sacar al mercado para el sector fotográfico y estudiantes de Bellas Artes. Sus autores son Joaquín Perea González, Luis Castelo Sardina y Jaime Munárriz Ortiz.
No hay que pensar que se trata de un libro con términos incomprensibles para los no iniciados en el noble arte de la fotografía. Todos los libros que tenemos de esta editorial, a pesar de ser especializados en el tema, son adecuados para quien quiera aprender a hacer mejores fotos, tanto en la parte artística como en la técnica.
El arte de la fotografía empieza, por ejemplo, con el encuadre: ver qué es lo que queremos retratar, cómo lo queremos plasmar y dónde lo queremos colocar. esto nos lleva al manido término del «mensaje», hoy enormemente amplificado por el efecto multiplicador de las redes sociales; y es que existen fotos épicas que han llamado la atención del mundo sobre una guerra, una hambruna, o un sentimiento. La otra parte del encuadre es saber en qué parte del mismo colocamos el motivo principal, para que la vista se pose rápidamente en él; para esto utilizaremos el centro de la imagen, si el resto carece de interés, o la regla de los tercios para dejar espacio a otros elementos. Esta última ya se utilizaba, desde la antigüedad, por los maestros de la pintura. Era conocida como la regla áurea o de la divina proporción y se basa en dividir el lienzo en tres partes, tanto horizontales como verticales, utilizando los puntos de intersección como lugares clave en el encuadre. Ahí se supone que están los puntos calientes para la atención y, por tanto, los lugares del encuadre idóneos para el motivo más importante de la obra. En fotografía se usa mucho, por ejemplo, para colocar la cara de una persona y dejar espacio libre para ver lo que está mirando.
En la parte técnica es imprescindible conocer el funcionamiento del enfoque, la velocidad de obturación y la abertura del objetivo. La combinación de estas tres variables nos llevarán al dominio de la profundidad de campo; es decir, poder resaltar un motivo desenfocando el resto, o bien tener todo el campo de visión enfocado. Esas tres variables también nos permitirán jugar con la sensación de movimiento y el ritmo en la imagen. Todo esto abre un enorme campo a la creatividad en la toma de imágenes.
Por último, gracias a las nuevas tecnologías, podemos editar la imagen obtenida mejorando parámetros como el brillo, contraste, saturación, curvas de nivel y balance de color. También abre la posibilidad de eliminación de elementos no deseados en la foto (como cables, coches o viandantes).
Todo esto y mucho más, aderezado con multitud de ejemplos, encontraremos en este y otros libros especializados en fotografía de esta editorial. Mejorar vuestras fotos, huyendo de la mediocridad, es posible leyendo y aprendiendo.